"Todos los momentos de la cirugía fueron muy satisfactorios"

Gianluca y Santino nacieron en septiembre de 2018 unidos en la zona de la pelvis. Este 22 de junio los sometieron a una intervención quirúrgica de alta complejidad para separarlos. La misma insumió 9 horas y requirió el trabajo de 44 profesionales.

La operación se realizó en la Fundación Hospitalaria con el objetivo de dividir los cuerpos de los bebés que compartían genitales, aparato digestivo y sistema urinario. Intervinieron cuatro cirujanos pediátricos, dos cirujanos plásticos, tres urólogos, un cardiólogo, tres anestesiólogos, enfermeros, médicos legistas, abogados y auditores médicos de la clínica del barrio de Núñez.

Angustia por la incertidumbre

Evelyn y Jonathan Figueroa, padres de Gianluca y Santino, se enteraron que sus hijos estaban unidos a la altura de la pelvis a los tres meses de embarazo, gracias a una ecografía de translucencia nucal. Primero fue impactante saber que esperaban gemelos, pero después ella se alarmó cuando vio a las médicas "cuchichear entre ellas". Le recomendaron que se haga otro tipo de estudio porque sus hijos eran siameses. La joven, que es docente, admite que lloró porque no entendía la situación. 

El nacimiento

El 20 de septiembre de 2018 nacieron por cesárea con un peso de 1.8 kilogramos cada uno. Pasaron un tiempo en neonatología, luego les dieron el alta y a los 8 meses de vida los reinternaron para prepararlos para la intervención.

Los médicos estaban decididos a separarlos. Después de varios procesos de capacitación, realizaron una especie de simulación de la operación real, practicando paso por paso la cirugía en muñecos, desde el ingreso de los bebés hasta el traslado a terapia pediátrica. La práctica duró dos horas.

Una intervención exitosa

Silva, a cargo del monitoreo cardiaco de la intervención, comentó a Sudamericana que ya en el primer día de nacimiento se realizó una intervención “preparatoria” para la cirugía de preparación, pero se iban a esperar nueves meses, mientras crecían y sus cuerpos se fortalecían para la separación.   

Los médicos trabajaron con muñecos en ese tiempo “para no dejar nada librado al azar”, y “encontrar bien el plano de separación para que los niños puedan tener un futuro normal”. Recalcó que “todos los momentos son de satisfacción”, recordando que “fue muy emocionante recibir a los bebés, el momento de la separación misma y emocionante llevarlos a la Terapia,  donde estaban los padres esperando”.

“Ver que todo estaba encaminado era una satisfacción muy grande”, dijo Silva, reconociendo que “uno se da cuenta de que en realidad no ha visto todo, así que lo viví con mucha alegría”.