EN VIVO radio mañana / Gustavo Altamirano



Sociedad

Viernes 01 de Julio de 2016

LECTURA REFLEXIVA

Sentirse Bien: "Sé la sal de la vida"

Si a tu vida no le sumás lo que disfrutás hacer o lo que te da placer… ¿en qué se convierte tu vida?


Como criatura me costó entender, que en algunas partes de África a los chicos les gusta chupar la sal, así como a nosotros nos gustaron los caramelos dulces. La explicación no es tan difícil: Donde falta la sal, el cuerpo de alguna manera la pide.

Sabemos, que personas con presión alta reciben el consejo médico de disminuir la sal en la comida, incluso de no comerla. Creo que me costaría mucho eso. También todo el mundo sabe, que no se pone la sal por kilos en la comida, sino por pizcas; no hace falta mucha sal para dar gusto a la comida. Es cierto lo que escuché decir: “Se conoce el valor de la sal cuando ya no queda, y el valor de un padre después de su muerte.”

Todas las cosas tienen su valor, y cada cosa tiene un valor especial, porque sirve para algo especial. Decía el poeta libanés Khalil Gibran (1883-1931): “Debe de haber algo extrañamente sagrado en la sal: Está en nuestras lágrimas y en el mar…”

Que la sal es algo tan valioso, lo puedes deducir del hecho que incluso la usan para hacer comparaciones de la vida. Así existe este Proverbio: “Para apreciar amistad, tienes que comer una bolsa de sal juntos.” Significa, que como pasa muchísimo tiempo para terminar con una bolsa de sal, así necesitas también un largo tiempo para poder apreciar la amistad en todas sus dimensiones.
Interesante el pensamiento del antiguo poeta latino Décimo Junio Juvenal (63-143) cuando escribe: “Las bromas son como la sal: se deben usar con gran precaución.”

También nuestro Señor usa la sal para enseñarnos algo. Dice: “Ustedes son la sal de este mundo.” (Mt 5,13) – Con eso quiere decir: La sal es necesaria para dar sabor a la comida; y tú eres necesario para que nuestra convivencia sea lo más agradable posible. – De la sal no se necesita mucha cantidad. Eso sugiere, que no es necesariamente la cantidad de cristianos que puede cambiar el mundo, sino bastan pocos, pero deben ser los que tienen fuerza para dar “sabor” a nuestra vida. – Además: si la sal pierde su fuerza, ¿con qué se puede dar gusto y sabor? Con otras palabras: Si tú no tienes fuerzas, si tú no penetras con tu testimonio de vida en tu ambiente. ¿de quién se puede esperar algo positivo?

Mi pregunta entonces: ¿Te consideras como la sal en tu comunidad – en la familiar como en la sociedad, o es el caso que los demás deben tomar “gusto” de la vida por otro tipo de “sabores”, que no tienen nada que ver con lo que Cristo enseña?

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