EN VIVO dialogando / Liliana Romero



Sociedad

Miércoles 15 de Agosto de 2018 - Actualizada a las: 08:53hs. del 16-08-2018

SALUD

Falta de deseo sexual: ¿hay una frecuencia deseable?

Afecta más a las mujeres que a los hombres, pero crecen las consultas de ellos. Qué factores influyen y cuándo consultar al especialista.


Una de cada tres consultas atendidas en la sección Sexología de la División Ginecología del Hospital de Clínicas es por falta de deseo sexual. La mayoría de quienes se acercan superan los 45 años. Y, pese a que suelen ser las mujeres las que más acuden en busca de ayuda profesional, está en aumento el número de hombres que decide llevar su problema al consultorio.

En ocasiones, la consulta se produce hasta dos años después del momento en el que se comienza a experimentar la caída en el deseo, reconoce la médica Silvina Valente. Los factores que inciden en esa disminución de las ganas son múltiples y no incluyen necesariamente el querer menos al otro. “No tiene que ver con eso sino con uno mismo, hay una falta de interés por el sexo que no tiene que ser necesariamente con el otro”, aclara.

¿Cuándo consultar? Cuando el deseo merma durante un tiempo prolongado, suelen ocurrir dos cosas: que la persona no experimente ninguna molestia, o que entre en tensión con la idea de no tener ganas. “Esa tensión deriva usualmente en angustia, que a veces se puede resolver en la pareja y a veces requiere de la atención profesional, para no caer en una futura disfunción sexual”, afirma Valente .

El deseo no se extingue, nos acompaña hasta el final de la vida. Y su caída no es siempre disfuncional, en ocasiones es situacional. “Son momentos de la vida. Y no siempre es con todos,  a veces es con una persona en particular, con una pareja sí y con otra no,  por razones distintas en cada caso. Hay que separar el amor del deseo, sin desunirlos”.

¿Hay una frecuencia “deseable”?

La frecuencia en las relaciones sexuales, se consensúa en una pareja y depende de los integrantes. Es cierto que el deseo es una vivencia personal y que experimentan todas las personas en menor o mayor medida; y puede ser hacia un otro, hacia uno mismo, o un objeto. Pero no siempre responde a las demandas del otro miembro de la pareja. De existir, puede ser mayor o menor pudiendo crear una asincronía o un problema de deseo que cause insatisfacción; situación que en otra pareja podría no ocasiona disconfort, o bien en otros motivaría vivencias sexuales en solitario, o con terceros no involucrados en la relación central, mientras que algunos prefieren aceptar que su pareja viva una frecuencia diferente.

En síntesis, no hay frecuencia deseable, es personal, diádico y varía en las diferentes situaciones y momentos de la vida de una persona, influenciada pormúltiples factores, desde el tiempo de vida en pareja, como hijos, salud, enfermedad, aburrimiento, diversión, estados de ánimo, trabajo, condición económica, vacaciones, edad, entre otros tantos.

¿La mayor oferta de entretenimiento en diversos dispositivos y a toda hora (series, redes sociales, juegos) le está quitando tiempo a la vida sexual en pareja?

La mayor oferta de actividades pueden interferir o competir con la actividad sexual, ya que tienden a que las personas padezcan una adicción comportamental. Si la actividad nos gobierna y no somos libres de dejar de hacerla, en ese caso se definiría como problema. Cualquier actividad que no se pueda controlar, ni dejar de hacer compite no solo con el trabajo, sino también con el ocio y capacidad de juego.

¿Cuán importante es mantener una buena comunicación?

En una pareja no hay que perder la capacidad de hablar, para recrearse todo el tiempo. Hablar sobre qué me pasa, qué siento, qué me molesta. Si yo acumulo cosas que me molestan durante todo el día y a la noche mi pareja quiere tener sexo, por más que lo intente no voy a tener ganas, no puedo. Esas situaciones pueden generar tensión innecesaria. En una pareja no puede no puede haber un "no sé cómo decírselo" en cuanto a gustos, preferencias o situaciones que inciden en una relación sexual. Siempre hay una forma de contar qué nos pasa y compartirlo con el otro. El cuerpo cambia, las personas cambian y los gustos en materia de sexo se van adaptando con la edad. El deseo es sostenido y construido entre los dos en un aquí y ahora, no en lo que hacíamos cuando teníamos 20 años menos. La comunicación hace que nos encontremos y a veces incluso reencontremos con lo que somos ahora.

¿La falta de deseo afecta más a las mujeres o simplemente ellas tienen menos pudor en admitirlo?

Estadísticamente afecta más a las mujeres que a los hombres y se debe a una causa neuropsicoendocrinológica.

 ¿Qué profesionales pueden ayudar?

Tanto la mujer como el hombre con problemas de deseo puede consultar con el sexólogo, que debe estar capacitado para realizar diagnóstico diferencial de otros trastornos o enfermedades que se presentan con falta de deseo. Pero médicos clínicos, urólogos, ginecólogos, cardiólogos y psiquiatras deben estar capacitados para abordar problemáticas de sexualidad y orientar la consulta al sexólogo de ser necesaria.

¿Se puede “trabajar” el deseo? ¿De qué manera?

La disminución deseo y la excitación son trastornos que se trabajan en forma concreta en la terapia sexual, en principio con la identificación y disposición de la persona de modificarlo; y se trabaja desde la reflexión, el re aprendizaje de creencias que pueden no ser las adecuadas para ese momento, ejercicios representativos, trabajos de lectura, imaginería y varios recursos terapéuticos adecuados a cada caso en particular. Lo fundamental es una vez que creemos tener esta dificultad consultar a un profesional especializado.

Desear no es solo desear tener relaciones sexuales, es desear a una persona, desear una situación, desear un momento, una experiencia -añade Rosina Maniago, quien también integra el servicio de Sexología- . Nosotras decimos que en el sexo no hay nada casual. El deseo de tener relaciones sexuales con una persona comienza antes del encuentro. Uno se prepara para ese momento aún sin pensarlo: bañarse, perfumarse, elegir la ropa, acordar los planes, elegir cena o cine, lo que sea que vaya preparando el clima. Nada de eso es casual. Lo que sucede en parejas a menudo es que con la convivencia se deja de lado esa fase de preparación, la rutina invade el espacio que antes dedicábamos a mandar señales de “quiero estar con vos” y se convierte en un quehacer diario. Y ante la falta de deseo sexual, lo primero que se piensa es en innovar, en intentar cosas nuevas o distintas. Eso está bien, pero lo mejor, antes de probar por probar, es volver a esa etapa de preparación, a ese momento donde uno y otro sabían que querían encontrarse.

Clarín

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