Girasol: qué plagas y enfermedades pueden hacer mella en el cultivo

En muchas zonas productivas, el girasol puede ser la gran revelación de la próxima campaña. Es un cultivo rústico que sabe desempeñarse en lotes con limitantes, pero aun así vale la pena repasar cuáles son las principales plagas y enfermedades que lo pueden amenazar.

“El principal problema del girasol son las enfermedades. Una enfermedad emergente con mucha incidencia es el cancro por phomopsis. Además se suman las que siempre están instaladas como verticillium o, en fechas más tardías de siembra, la sclerotinia, que produce la podredumbre húmeda del capítulo, y también en la región norte girasolera el mildiu, que produce un enanismo de la planta”, sintetiza en diálogo con Clarín Rural el investigador del INTA Pergamino Matías Domínguez.

Respecto al cancro, su colega del INTA Anguil Denis Colombo, quien está realizando un trabajo de tesis sobre esa enfermedad, comenta que se trata de un problema que viene creciendo año a año en la zona productiva del este pampeano y oeste arenoso bonaerense. Allí, en la última campaña evaluaron 70 lotes comerciales de girasol y observaron una prevalencia (presencia en los lotes) del 100 por ciento del cancro del tallo y la pudrición seca del capítulo.

Es una condición que viene aumentando, en las últimas dos campañas los valores habían sido del 65 y del 80 por ciento. “Hoy es el principal problema del cultivo junto con verticillium, que sigue siendo la principal enfermedad”, destaca Colombo.

Luego explica que la incidencia (porcentaje de plantas enfermas) media de la enfermedad en la última campaña fue del 6 por ciento en cancro del tallo y 2 por ciento en pudrición del capítulo en La Pampa, y en Buenos Aires fue del 8,5 por ciento en cancro. La incidencia máxima de cancro llegó a ser de hasta el 70 por ciento y superó por primera vez a la pudrición del capítulo.

“La principal herramienta de control de la enfermedad es la elección de híbridos con resistencia genética, algo que todos los años evalúa el INTA junto a Asagir y el colegio de ingenieros agrónomos y cuya información es pública”, remarca el especialista del INTA Anguil.

En cuanto a plagas animales, Domínguez dice que la paloma en la región centro (este de La Pampa y oeste de Buenos Aires) ya se ha retirado y no genera un daño tan significativo, pero que lo que sí genera problemas es la cotorra. “En las zonas más girasoleras el daño se termina licuando por las grandes superficies que se siembran. Las orugas defoliadoras tampoco generan un daño muy significativo, en la campaña pasada no hubo demasiados problemas”, remarca.

Para el técnico del INTA Pergamino, esta puede ser una campaña interesante para la oleaginosa porque es un cultivo que se adapta bien a sequías o ambientes limitantes, algo que demostró en las últimas campañas marcadas por el fenómeno Niña. “Si empieza a haber lluvias más tardías puede llegar a haber algún problema de sclerotinia, pero los híbridos ya vienen con resistencia genética a esta enfermedad”, dice, y agrega: “El productor se muestra muy interesado por el cultivo porque tiene muy buen precio en el mundo y en algunos ambientes en los que la soja no llega a los 30 quintales el girasol se desempeña muy bien y arroja mejores resultados”.

FUENTE: Clarín