Ochenta años sin Sigmund Freud

El 23 de septiembre de 1939 moría Sigmund Freud, en Londres, a sus 83 años. Un año antes salió de Viena, la ciudad en la que vivió 76 años, junto a su familia, en un heroico operativo llevado adelante por sus discípulos Ernest Jones y Marie Bonaparte para huir del régimen nazi. 

En esa época, en Buenos Aires, un grupo de familiares y amigos de un afamado pediatra del Hospital de Niños, el doctor Arnaldo Rascovsky, se reunía en su casa todas las semanas para leer los textos que a la vez traducían. 

Este grupo de apasionados estudiosos firmaron el acta de fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina, APA, tres años después, junto a Ángel Garma y Celes Cárcamo, quienes habían llegado a Buenos Aires habiendo pasado, previamente, por la experiencia del análisis didáctico requerido para convertirse en analistas formadores del nuevo grupo, según los cánones establecidos por la Asociación Psicoanalítica Internacional (API). Esta institución había sido creada en 1911 por Freud y sus discípulos, para la difusión y la investigación del psicoanálisis. Sus requisitos establecían que todos aquellos que deseaban formarse como analistas debían atravesar la experiencia de analizarse, supervisar sus casos clínicos y estudiar la obra freudiana.

La API es hoy una organización de cuatro regiones con más de 60 instituciones en América Latina, Europa, Estados Unidos y Asia.  

Sigmund Freud y las anguilas

La APA fue institución pionera y cumple en diciembre 77 años de existencia. La Revista de Psicoanálisis es su órgano oficial y cuenta con 76 años de publicación interrumpida. Algo excepcional en nuestro medio en cualquier especialidad científica o humanística. 

En ella se han publicado por primera vez en español muchos textos de Freud y de sus discípulos siendo un órgano de difusión extraordinario que llegó a distribuir 5000 ejemplares en cada edición con cuatro y hasta seis números por año. 

También -y fundamentalmente- a partir de la década del 50, la Revista de Psicoanálisis de la APA fue la tribuna del psicoanálisis argentino, un movimiento que tuvo grandes nombres y grandes aportes. En ella Ángel Garma publicó su teoría traumática de los sueños, Arnaldo Rascovsky la suya acerca del psiquismo fetal y la mentalidad primitiva, y Racker sobre la contratransferencia, que es un elemento muy específico de la técnica psicoanalítica. También Pichón Riviere, psiquiatra y psicoanalista pionero en el tratamiento psicoanalítico de las psicosis y del psicoanálisis de los grupos, Bleger -profesor en la Facultad de Psicología- con textos fundamentales sobre la praxis clínica, Arminda Aberastury, quien fuera iniciadora del análisis de niños con aportes originales tales como la implementación de la hora de juego diagnostica. Marie Langer también socia fundadora de la APA, publica en la Revista sus textos iniciales sobre Maternidad y Sexo. Ya un clásico. García Badaracco desarrolla su teoría que fundamenta el  psicoanálisis multifamiliar difunfido en nuestro país. Son innumerables los psicoanalistas que con su práctica teórica, clínica y docente han convertido a Buenos Aires en la capital mundial del psicoanálisis.

La biografía que destruye a Freud

En ningún lugar del mundo se ve en los kioskos de diarios, como aquí, publicaciones para legos sobre temas del psicoanálisis. En ningún lugar del mundo como aquí conversan en los bares los jóvenes sobre lo que le dijo su psicólogo.

Ni tampoco sale en la tapa de una revista del diario del domingo la foto de la nueva presidenta de la API, la primera presidente mujer, la argentina Virginia Ungar bajo el título “El mundo en su diván” . 

Hay cientos de instituciones que han surgido de la APA y muchos psicoanalistas de Latinoamérica vinieron a formarse aquí para volver a sus países de origen y fundar sus asociaciones. Freud moría en el final de una era. La II Guerra Mundial había comenzado y sus libros eran quemados en la hoguera de la inquisición nazi, lo que lo hizo decir “cómo ha progresado la humanidad antes quemaban personas, ahora sólo queman libros”. No podía haber imaginado el infierno desatado del holocausto. 

El siglo XX, al decir de su eminente biógrafo argentino Emilio Rodrigué, fue el siglo del psicoanálisis. Hermosa obra con un título impactante. El siglo del psicoanálisis. 

La sociedad de Viena está azorada por la influencia de Sigmund Freud entre los argentinos

Más allá del destino que las muchas terapias con fundamento psicoanalítico puedan tener, las de pareja, familia, grupo o individuales, niños y adolescentes, pacientes graves o psicosomáticos, la teoría psicoanalítica y sus explicaciones profundas sobre la mente humana, sobre los mecanismos de defensa, los deseos, los vínculos de amor y de odio, el lenguaje, el significado y sentido de los actos, son el fundamento de una compleja y no superada comprensión del funcionamiento psíquico. La más completa explicación que fue construyéndose a lo largo de más de un siglo de psicoanálisis. 

El descubrimiento freudiano transformó para siempre el universo simbólico en que vivimos. En el siglo de las psicoterapias, en el siglo de la gran transformación tecnológica, de los posibles hombres intervenidos por máquinas en el imaginario futurista, a 80 años de su muerte, lo que Freud iluminó, el inconsciente que nos habita, el otro en nosotros, ese inconsciente al que le dio vida, ese inconsciente siniestro y bello, eso es lo que nos hace simplemente humanos.