"Hay una naturalización de la violencia que cuesta deconstruir"

Una de las autoras calificó al libro como “una invitación a repensar la etapa de la primera infancia, cuando empiezan a dejar de ser bebés y hasta los 4 o 5 años de edad”. Imparten un taller de crianza, que se llama “¿los terribles dos años?”, “porque es una etapa intensa, donde los chicos se ponen inquietos y comienzan a aparecer procesos de diferenciación, autonomía y aparecen los berrinches”.  

Las autoras de "No Tan Terribles", Adí Nativ, Ivana Raschkovan y Noelia Schulz

Por ello, la idea es “acompañar a las familias, desde la mirada de la crianza respetuosa, un nuevo discurso que surge en estos tiempos para pensar cómo somos los padres y madres, con los niños y niñas”. Recordó que “el contexto social influyó mucho en cómo crecemos”, recalcando que “los chicos son inquietos” y que “en la primera infancia, lleva tiempo construir los límites y esto es esperable de la misma manera que los berrinches, que son estallidos emocionales que el adulto debe controlar porque es su función”.  

En este marco, apuntó que “hay un exceso de patologización de la infancia”, reconociendo que muchos de los comportamientos que se atribuyen a enfermedades “en general son aspectos esperables, porque también es bueno aclarar que lo que sienten los niños no lo expresan en el lenguaje, sino que lo muestran a través del comportamiento y si no lo podemos leer a veces no los ayudamos”.

Respecto de las pantallas, que comúnmente se denominan “niñeras electrónicas” en tiempos donde los padres deben estar sobreocupados, explicó que “no aportan nada positivo en los primeros dos años de vida y de los 2 a 5, no deben exponerse más de media hora por día”. Argumentó que “es un bombardeo de estímulos para los que el cerebro del niño no está preparado para procesar”. Apuntó como solución la importancia de recuperar la crianza comunitaria familiar.  

Asimismo, afirmó que “es bueno el valor de la experiencia”, en cuanto a la crianza, aunque resaltó que “a veces faltan espacios de encuentros, de compartir experiencias y las madres hablan más, los padres no siempre lo hacen entre ellos”. Apuntó en este marco también que “hay experiencias de violencia que hoy sabemos que son perjudiciales, pero están naturalizados y muchos no están de acuerdo en hacer esa deconstrucción”.