30 años sin María Soledad: "Para una madre, los años no pasan"

El 7 de septiembre de 1990, hace exactamente 30 años, comenzó Catamarca un caso que conmocionó a la política local al punto tal que terminó con la renuncia del gobernador de ese entonces, Ramón Saadi. Es que la violación y asesinato de María Soledad Morales dividió a la provincia y fue marcó un antes y un después en la historia local.

María Soledad tenía 17 años cuando fue vista con vida por última vez. Desapareció después de ir a bailar por la elección de la reina del estudiante del colegio al que asistía en la capital catamarqueña. A partir de ese momento comenzó una intensa búsqueda que terminó apenas tres días después.

Hoy, a 30 años del aberrante crimen, su madre Ada Rizzardo dialogó con Radio Sudamericana en exclusiva y dijo “para una mamá, los años no pasan, siempre los hijos están presentes”. “En septiembre iba a cumplir 48 años, hubiera sido abuela de ella, siempre pienso que me faltan los hijos de Sole. Me faltó ver sus ilusiones, proyectos”.

“La vida de Sole fue arrebatada en segundos y no se hizo ni la mitad de justicia que esperábamos. Como familia, nos quedamos con las manos vacías”, dijo en contacto con la mesa periodística de “Buenas Tardes País”. “Más personas participaron esa noche cuando la violaron y la asesinaron”.

“Tuvimos que esperar 8 años para conseguir un poquito de justicia y quiero decir para que todos sepan que Elías y Ada Morales siempre buscaron justicia para su hija. Nunca buscamos dividir nada”, agregó a este medio.

De acuerdo con el expediente, la estudiante fue a bailar a la fiesta y cerca de las tres de la mañana se retiró del lugar y, engañada por su pareja, que era 12 años mayor que ella, fue hasta otra discoteca, Clivus, donde se sumaron las drogas a aquella noche de festejos.

Lo que siguió después siempre fue un misterio debido a la complicidad y la impunidad del poder de la época. Se borraron huellas digitales, se retractaron testigos, se confundieron los relatos, se inventaron coartadas. Sí se sabe que María Soledad consumió cocaína (o fue obligada a hacerlo), que fue violada y violentada para luego, ya muerta, ser arrojada a un descampado a la vera de la ruta 38.