"Los soldados están a la altura de los héroes de Independencia"

Hernán Vallejos es un ex combatiente que presentó este martes su libro Mburucuyanos en Malvinas en la Feria del Libro de Corrientes. Es una obra que registra los testimonios de 14 soldados mburucuyanos en la guerra.

El autor estuvo en los estudios de Sudamericana y contó cómo nació este texto: 9 de ellos son testimonios en vida y 5 a través de familiares, que nos brindaron relato y material que pudo reunir.

Al ser consultado sobre los pilares del libro, el Vallejos sostiene: “se puede considerar como un libro de la historia de mi pueblo, es una forma de resguardar y mantener vivo el legado que nos dejaron”. También agregó que muchos de ellos son muy conocidos en la ciudad: “A muchos de ellos hoy los podemos saludar”. Es un “homenaje a todos ellos”

Señaló que todos los combatientes de Mburucuyá que viajaron volvieron con vida. Y que el pueblo fue uno de los primeros lugares donde no se esperó para hacerles un reconocimiento: “El 16 de agosto de 1982 en el aniversario del pueblo se hizo un gran acto donde fueron condecorados por su accionar”.

“Ellos fueron a defender la patria, los considero a la altura de los guerreros de la independencia, a la altura de los soldados de San Martín porque fueron a pelear por la soberanía… más allá de los resultados”.

Reflexionó además de cuánto influyó la guerra en sus vidas y en sus trabajos: “Algunos de ellos quisieron ir a Bs As y muchas veces no conseguían trabajo, porque algunos los trataban de loquitos”.  Reinsertarse en la sociedad les costó, más allá de las heridas de guerra que traían consigo, acotó.

Señaló que muchos de ellos eran chicos que venían de zonas rurales, por lo cual todo lo que sabían de Malvinas era gracias a sus docentes. Le hacen un gran reconocimiento a la maestra rural.

Eran chicos de 18 años pero a la hora de defender a la patria eran unos verdaderos hombres.  Uno de los muchachos “no tenía dimensión de lo que era una guerra”. Algunos testimonios eran muy crudos porque según explica, los chicos no tenían TV, no sabían qué era un cine y de un día para otro estaban frente a una guerra.

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“Ese tipo de crianza “rústica” los ayudó a sobrevivir”, señaló. Uno de los soldados le contó que después de la rendición veía cómo bajaban la bandera argentina e izaban la “pirata”. “Más que ver morir a un camarada, el momento más triste y doloroso fue ver que bajaban su bandera”, contó.

Solo uno de ellos regresó a Malvinas, porque invitaban solo a uno de cada centro de ex combatientes del interior. Algunos no quisieron ir porque tenían que hacer porque tenían que hacer pasaporte y uno de ellos me dijo “yo no soy extranjero”.