Flor de la V contó lo mal que la pasó durante el éxito de "Los Roldán"

En 2004, Marcelo Tinelli y Sebastián Ortega convocaron a Florencia de la V para ser parte de Los Roldán. Le ofrecieron el papel de Laisa, una travesti que se enamora perdidamente de Emilio Uriarte, personaje interpretado por el Puma Goity. A pesar del éxito y la gran aceptación de la historia por parte de los televidentes, la experiencia no fue del todo buena para ella y ahora se animó a dar algunos detalles.

De visita al ciclo de Jey Mammon, la actriz reconoció que fue un año muy difícil para ella. “Me pasó de todo. No lo disfruté. La pasé mal porque no estaba acostumbrada a la exposición”, comenzó diciendo.

Si bien sostuvo que le pasaban cosas divinas con el público, explicó que su imagen generaba muchas cosas: “Estaba en el ojo de la tormenta. Se debatía mi sexualidad, mis genitales y todo el tiempo había cosas que se decían. Fue difícil convivir con eso”.

Flor de la V recordó lo incómoda que se sentía en la playa: “Muches tienen una obsesión con la entrepierna de las mujeres trans”

Afortunadamente, en aquel entonces pudo refugiarse en uno de sus mejores amigos, el recordado diseñador Jorge Ibáñez, y su esposo, Pablo Goycochea, con quien tiempo después se convertiría en madre de Isabella y Paul. “Mi familia es lo más importante que tengo. Es el sueño que he soñado, pero nunca creí en concretar. Esas cosas las trato de disfrutar al máximo. Mis hijos están constantemente llenándome de amor y de cariño. Es algo hermoso”, concluyó.

Flor de la V sorprendió a sus seguidores con un posteo donde habló de un tema muy íntimo. Con varias postales desde la playa, se refirió a aquellos años en los que se iba de vacaciones y se escondía adentro de la carpa porque se sentía incómoda por la presión de la mirada de los demás.

Después de tanta discriminación, la capocómica reconoció que hoy vive y disfruta de su cuerpo con plenitud. Sin embargo, cuando hace memoria se le vienen muchos recuerdos incómodos. “Muchas chicas se preocupan por algunas estrías o un poco de celulitis: imagínense cómo se sentirían ustedes si todas las miradas fueran constantemente a sus genitales. Muches tienen una obsesión con la entrepierna de las mujeres trans. ¡Sí! La idea fija… si se nota algo, si estamos operadas, ¿cómo hacen? ¿Por qué preocupa tanto eso?”, expresó.

Acto seguido, reveló cuál era su “estrategia” para que dejaran de estar pendientes de su traje de baño: “Para todes les interesades, les cuento, se llama truquín o trucar. Y sí, puede ser doloroso. Las mujeres trans lo hacemos por legítima defensa, si no cumplimos con los estándares cis-normativos de la femineidad, somos castigadas. ¡Tenemos que empezar a generar mejores maneras de pensar y actuar el género!”.