"Esto no se termina con una guerra, va a ser un baño de sangre"

Escobar vive en Dnipropetrovsk, al sureste de Ucrania, en una ciudad que todavía no fue atacada por tropas rusas, pero “el país sufre los ataques” que se desarrollaron en estos ocho días. Él se dedica a la enseñanza primaria y de historia, y el año pasado le ofrecieron nacionalizarse, pero asegura: “Me voy a morir argentino”.

En este momento, “nadie trabaja” en la zona donde está Escobar con su familia y hay alerta por posibles ataques aéreos. Recalcó que por ahora cuentan con servicios de gas, calefacción e internet “y estamos vivos”. Adelantó también que no tiene intenciones de abandonar el país sin su familia.

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“La gente es muy buena, gente de trabajo, solidaria, respetuosa”, destacaba, mientras saludaba a un vecino en idioma ruso. “Me duele muchísimo lo que pasa”, dijo y añadió que “pensábamos que no iba a ocurrir porque no hay odio entre los ciudadanos” de ambos lados de la frontera. Sin embargo, aclaró que “los ucranianos defienden su tierra, son civiles con ametralladoras”.  

Aseguró que “esto no se va a arreglar con una guerra, puede terminar en un baño de sangre” por las diferencias entre las tropas de Vladimir Putin y las de Ucrania.