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Jueves 07 de Noviembre de 2024 - Actualizada a las: 19:32hs. del 07-11-2024
Mató a los dos hermanos de su exnovia para vengarse de ella
Las víctimas fueron un nene de 7 años y una nena de 3. Diego Santoy Riveroll fue encontrado culpable del doble homicidio y condenado, en un primer momento, a más de 100 años de prisión. La historia del crimen que aún conmociona a México.
En la noche del 1 de marzo de 2006, Diego Santoy Riveroll se juntó a cenar con uno de sus amigos, Humberto Leal. Pero lejos de ser como cualquier otro encuentro casual, el chico no paró de pensar en su exnovia, Erika Peña, y en el motivo de por qué no quería volver con él.
Esta desesperación, que se extendió durante la madrugada siguiente, lo llevó a pedirle a Humberto que lo acerque hasta la casa de su expareja, ubicada en Colonia Cumbres, en la ciudad de Monterrey (México). Su plan era charlar e intentar convencerla, una vez más, de retomar la relación.
Sin embargo, Santoy Riveroll decidió entrar a la vivienda por la fuerza y obligar a Erika a tener esa conversación a altas horas de la noche. La chica, asustada, intentó persuadirlo de hablar en otro momento, pero Diego la atacó con un cuchillo y le cortó el cuello, aunque sin producirle una herida mortal.
Al cabo de unos minutos, la violencia escaló, al punto de que el joven terminó asesinando a los hermanos menores de Peña, que habían escuchado los gritos y se acercaron para ver qué estaba ocurriendo. A Erik, de 7 años, lo acuchilló hasta el cansancio, mientras que a María Fernanda, de 3, la estranguló con el cordón de una persiana.
Pese a ello, el “asesino de Cumbres” -como fue apodado después- no obtuvo lo suficiente y decidió golpear a la niñera de los chicos, Catalina Bautista. Luego, la tomó como rehén y se alejó de Colonia Cumbres en un auto robado, hasta que llegaron al centro de Monterrey, donde liberó a la mujer y se dio a la fuga.
Caso Cumbres
El caso del “asesinato de Cumbres” tomó especial relevancia en los medios de comunicación y en la sociedad mexicana por la corta edad de las víctimas. Pero también porque la mamá de los chicos y de Erika, Teresa Coss, era una reconocida astróloga que trabajaba en un programa de televisión de la cadena Multimedios.
De esta manera, tras el macabro crimen, la Policía desplegó una intensa búsqueda para dar con el paradero de Diego Santoy y su hermano Mauricio, con quien se había fugado en dirección al sur del país.
Fue así como, cuatro días más tarde, las autoridades encontraron a los hermanos Santoy en la ciudad de Oaxaca, donde fueron detenidos. En ese momento, se supo que ambos tenían el objetivo de salir de México e instalarse en Guatemala. Luego de ello, ambos fueron trasladados nuevamente a Monterrey y encarcelados.
En un primer momento, Santoy declaró que él había participado junto a Erika en los crímenes de Erik y María Fernanda, pero luego intentó desmentirlo al decir que ella había actuado sola “porque los odiaba”. “Yo estoy dispuesto a pagar por lo mío, pero no por lo tuyo”, le dijo Diego a su exnovia durante un careo. Ella, por su parte, respondió: “Mis manos están limpias, al igual que mi alma”.
Tiempo más tarde, el joven cambió su versión y dijo que se había enamorado de su suegra, lo cual había provocado un “ataque de ira” en Peña. Supuestamente, este detalle la habría llevado a matar a sus hermanos menores a modo de venganza.
En paralelo, Diego Santoy, que antes del hecho era estudiante de Ingeniería en la Universidad Autónoma de Nueva León, comenzaba a convertirse en un personaje popular en la sociedad. En ese momento, luego de ganarse el apodo del “asesino de Cumbres”, surgió un grupo de admiradoras que se organizaron en un club de fans para defender al acusado del doble homicidio. Este fenómeno llegó a tal punto que se fabricaron remeras con la foto del joven junto a la descripción “te cuido a tus hermanitos”.
Por otra parte, las pericias psicológicas al principal acusado revelaron que tenía una tendencia patológica a mentir, lo cual se correspondía con el hecho de que había cambiado su versión en varias ocasiones. En esta línea, Santoy fue trasladado al penal de Topo Chico, ubicado en Monterrey, donde esperó cuatro años hasta recibir su sentencia.
Recién en 2010, un juez lo encontró culpable de los asesinatos de Erik y María Fernanda Peña Coss y lo condenó a 137 años y medio de prisión.
Tras la sentencia, Santoy Riveroll fue llevado a la cárcel de Cadereyta, donde permanece hasta el día de hoy. En los años siguientes, el homicida se casó con la líder del club de fans en su honor y ambos tuvieron un hijo. En 2021, la condena se ajustó a 71 años de prisión debido a un recurso de amparo que presentó la defensa.
Según el diario local Crónica, el “asesino de Cumbres” lleva ya 18 años tras las rejas y participa en actividades de servicio a la comunidad. Además, recientemente se graduó como licenciado en Derecho y Ciencias Sociales, a través de un programa a distancia de la Universidad de Nueva León. Sus abogados aún buscan comprobar que fue Erika Peña la real autora de los crímenes, aunque sin éxito.
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