Tuvo cáncer y denunció a su médico por mala praxis en sus implantes mamarios

Natalia Carolina López es la denunciante del caso que, en vivo en los estudios de Sudamericana, contó que sufrió cáncer de mamas y sostiene que el médico que la atendió, de apellido Aucher, hizo el procedimiento cuando no es cirujano, sino traumatólogo. Hoy su vida “se convirtió en un infierno”, porque tras la reconstrucción mamaria que este médico le hizo mal, sufre dolores continuos y pasa por una severa depresión, ansiedad y trastorno bipolar.

Contó que su diagnóstico de cáncer de mamas nivel 3 fue el 14 de marzo de 2018, donde le efectuaron una extirpación de mama derecha y ganglios incluidos. Luego de esto empezó el proceso de quimioterapia.

Al finalizar, le hicieron la reconstrucción momentánea con expansor tisular. En el momento, según le mencionó este médico, “si se podía, colocaría una prótesis, pero como había poca piel colocó el expansor”. Luego de esto, había que insuflarlo con suero, “que solo hizo tres veces”, para que la piel se vaya estirando para hacer una reconstrucción y simetrización con la otra mama.

Realizó el procedimiento de insuflación, que fueron 25 sesiones, y el radiólogo le informó que el músculo debía descansar. Esperó un año.

“Yo reclamo una reconstrucción como tiene que ser”, porque “los daños que me provocó este tipo son innumerables”. Natalia afirma que hoy sufre de dolores crónicos en el cuerpo, depresión, ansiedad y trastorno bipolar. Además asegura que está siempre medicada.

El reclamo por vía judicial empezó hace dos años y está asentado en el Juzgado N° 6 Juzgado Civil y Comercial a cargo de la jueza Sonia Elizabeth Filipigh. Sus abogados son Salomón Precansky y Noelia Lejía, quienes están pidiendo una inspección ocular, tanto psicológica como del torso. “Yo necesito sacármela, porque está todo encapsulado dentro de mí”.

“Quiero realizarme el procedimiento, pero no con ningún médico de acá, sino irme; pero no tengo medios para hacerlo porque me quedé sin nada”, aseguró. Sostiene que la reconstrucción de la mama derecha la cubrió IOSCOR y la de la izquierda fueron $300 mil que pagó ella.

 El médico me dijo que “él sentía pena porque nunca tuvo problemas de esta índole con sus pacientes, pero me enteré que otra mujer le ocurrió lo mismo, pero no lo llevó a la justicia”, afirmó. “Aucher no es especialista en este tipo de reconstrucción, sino que es especialista en craneomaxilofacial, creo que trabaja en el Hospital Escuela y es jefe de Sanidad de Prefectura”.

Natalia cuenta que hizo una campaña a través de las redes y ahí empezaron a llegar denuncias de otras personas que no quieren denunciar “porque tienen miedo de perder sus trabajos en Prefectura”.

En la obra social “no me dijeron nada”; no hicieron ninguna salvedad sobre la especialidad del médico cuando presentó toda la documentación. 

En diciembre de 2022 su abogado hizo otra demanda para que se le apruebe la inspección ocular para poder empezar la reconstrucción, pero hay que esperar que la jueza dictamine y, mientras, que proceso judicial continúe. Pero “los tiempos de la justicia, no son el tiempo de mi salud, porque los dolores son crónicos, vivo con pastillas; mi vida se convirtió en un infierno desde hace 4 años”.

Asegura no disponer de 5 mil dólares después que le realicen la inspección y retomar la reconstrucción. “El tratamiento es urgente, mi mundo es estar encerrada, no salgo y perdí las ganas de vivir”.

Contó también que junto a su hermano una vez se reunieron con el médico denunciado y lo que él dijo es que podía devolver el dinero que “fue abonado en dólares”. Luego, el profesional le pidió firmar un recibo apócrifo porque no tenía membrete, ante una escribana de apellido Gómez Sierra (quien redactó el documento). Éste escrito hoy está en el cuerpo del expediente.

El acta firmada decía que no había lugar para reclamar por daños y perjuicios. “Yo firmé ese documento porque ya no quería saber nada, quería la plata para poder reconstruirme”.  Luego de esto, el médico “me pagó a cuenta gotas y llegó la pandemia”.

“Lo único que yo hacía es pedirle los 300 mil pesos para irme con otro cirujano y él desapareció”. Continuó explicando que cuando ella regresó a la escribanía, “él se desligó y nunca más lo volví a ver”.

Natalia explica que no regresó a la obra social, pero que hoy solo quiere volver a sentirse bien. “Aucher es muy astuto para hablar con las personas, me sentí culpable”. También comentó que la parte oncológica está controlada, la cual fue realizada en el Centro Médico y la intervención quirúrgica, en la Clínica del Iberá, “todo esto salió bien”.

Pero a su vez, cuando empieza la batalla legal, “el dueño de la clínica me prohíbe la entrada, porque este doctor también va en contra de este centro de salud”. Natalia se pregunta: “¿Cómo una clínica de tanto prestigio puede permitir que un traumatólogo sea el cirujano plástico y su asistente haga lo mismo? Esto me enteré el año pasado a través del protocolo quirúrgico, donde supe que la ayudante es especialista en maxilofacial también”.

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Algunas de las denuncias que se hicieron en redes recaen en que éste médico habría entregado permisos y certificados médicos en Prefectura. “Hay personas con hernia de discos que están trabajando, cuando no tendrían que hacerlo”; otras afectadas psicológicamente y que “tienen temor de perder sus trabajos”, explicó el hermano de Natalia.