Agresiones en una comisaría de Juan Pujol: "Me arruinaron la vida"

Un escandaloso caso de abuso de autoridad y agresiones resonó durante los últimos días en la provincia de Corrientes. Adrián, un cabo de la Policía de Corrientes que prestaba funciones en la comisaría de la localidad de Juan Pujol, denunció una serie de vejámenes y abusos de todo tipo por parte de un grupo de superiores dentro de la misma comisaría.

En comunicación exclusiva con Radio Sudamericana, el joven de 31 años de edad relató de manera muy detallada cómo ocurrieron los hechos.

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“Todo lo que me ocurrió puede considerarse como una tortura. El oficial y el sargento tomaban bebidas alcohólicas cuando me llaman para que me una a ellos. Tras insistirme, me acerco y me preguntaron sobre si tenía algún tipo de problema. Les molestaba que murmure al momento del rezo, siendo que yo soy evangélico. De repente, un sargento me golpeó en la nuca y me dejó aturdido, alegando que debía callarme y no contestarle al oficial. Tras esto exclamaron que nadie me iba a defender, al tiempo que seguían golpeándome”, comenzó el relato del joven.

Y prosiguió: “Cuando tomo impulso para defenderme, me sacan mi arma y me colocan las esposas. En ese momento el sargento bajó el cierre de mi pantalón y otro oficial me hizo una especie de 'llave', intentando que me desvanezca. El sargento me tocó los testículos, haciéndome sufrir por más de 10 minutos. Me decían que tenía que aprender a sufrir porque de otra manera no iba a aguantar en el curso. Luego me tiraron agua en la cara mientras estaba forcejeando en el piso. Me tiraron agua en la boca y en la cara con una manguera, casi al punto de ahogarme”.

Por otro lado, el joven cabo contó cómo fueron los abusos contra su persona: “Pasados unos minutos, me pusieron bajo una ducha con agua fría y me siguieron golpeando. Luego me bajaron los pantalones y me tocaron la cola, sabiendo que yo había sido abusado cuando era chico. Lloré mucho y me sentía indefenso en ese momento. Querían que me dé de baja de la división, que no iba a aguantar”.

Con respecto al tiempo que estos ataques duraron, Adrián mencionó: “Todo esto duró dos horas aproximadamente, desde los primeros forcejeos hasta que dejaron de golpearme tras la última ducha”.

Haciendo foco en posibles “avisos” previos por parte de sus agresores, el cabo fue claro: “En diferentes guardias me hicieron saber que algunos oficiales me tenían de punto. De todas formas, nunca me hubiera esperado lo que finalmente me hicieron ese día. Nada me hubiera preparado”.

Y agregó: “En ese momento no sabía qué hacer de mi vida. Me amenazaron con que si contaba algo de lo sucedido me fulminaban. Eso me daba vueltas en la cabeza prácticamente todo el tiempo. Fue muy difícil realizar la denuncia”.

Por último, y haciendo referencia a lo que espera para su futuro más inmediato, Adrián se mostró muy apesadumbrado al afirmar que “hoy no quiero saber más nada con este oficio. Después de lo que me ocurrió no quiero volver a esa institución. La verdad que me arruinaron la vida porque había entrado con muchas expectativas a esta actividad, pero ahora no quiero saber más nada con esto”.