Fiebre amarilla: la historia de cómo se manejó Corrientes en 1870

POR GRACIELA BONETT

El 10 de diciembre de 1870 llegaba a Corrientes las primeras noticias sobre la catastrófica situación que se vivía en Paraguay, devastada por la cruenta guerra de la Triple Alianza y los primeros casos de fiebre amarilla. Esto se convertía en una epidemia.

A los pocos días, el 16 de diciembre, Corrientes ya registraba el primer fallecimiento por fiebre amarilla. Se trataba de Pedro Amadey, comerciante muy conocido y denominado “hombre de sociedad.

De acuerdo a lo detallado en el libro “Las muertes de Corrientes, historia y patrimonio cultural de sus cementerios”, la provincia tomó medidas para evitar que se propague la brutal enfermedad. El Gobierno pidió al Tribunal de Medicina “medidas urgentes” para evitar el contagio y la peste, pero poco a poco se hacía incontrolable.

Concentración en el Cementerio de La Cruz, posiblemente ante la tumba de algún prócer

LAS ACCIONES

El Gobierno estableció un lugar de aislamiento en una isla del río Paraná. Se dispuso la obligatoriedad de fumigar la ropa de los viajeros, se controló la importación y se decidió cerrar el Cementerio de La Cruz. Debido a los efectos de la fiebre amarilla, se trasladaron los restos al Cementerio San José de la Limita.

Otra de las acciones más impactantes se decidió el 17 de diciembre de 1870. La Municipalidad dictó una ordenanza que disponía, entre otros casos, que los muertos de fiebre amarilla se inhumasen en el nuevo Cementerio San José: cubiertos con cal, exigiéndose el certificado médico sobre la causa de la muerte y que los cadáveres sólo podían quedarse seis horas en el domicilio de sus deudos y hasta 20 horas, después del fallecimiento, depositados en el cementerio.

AUMENTABA EL TERROR

El historiador, Lic. Miguel Fernando González Azcoaga, describió en el libro “Las muertes de Corrientes” que en 1871 la ciudad fue quedando desolada. Las familias de buena posición económica, huían al sur, a sus quintas de campo, a los pueblos del interior donde suponían que la peste aún no había llegado.

La epidemia ya se había cobrado a cientos de personas, entre ellas, Luis Baibiene y Víctor Martínez, director de los periódicos “La Esperanza” y “La Voz de la Patria”.

Detalle del cuadro de Juan Manuel Blanes sobre la Fiebre Amarilla

EL DÍA TRÁGICO Y LA DESESPERACIÓN

Los datos indican que el 11 de enero de 1871 fue el día más trágico desde que llegó la fiebre amarilla. Se registraron 21 muertes y ya eran cientos los fallecidos en pocas semanas.

Era tal la desesperación que los entierros dejaron de ser dignos. En vehículos más diversos, los cadáveres eran llevados a La Limita. Se tomaban los cuerpos que estaban caídos y amontonados y se los trasladaba casi en el anonimato absoluto. Se los arrojaban en una fosa y los cubrían con cal.

MUERTE DEL GOBERNADOR IGARZABAL

El 11 de febrero de 1871, pese a luchar contra la propagación de la enfermedad, el gobernador delegado Pedro Igarzabal también era víctima de la fiebre amarilla.

Fue recién en invierno cuando la grave situación fue mermando. Luego de seis meses, la enfermedad había prácticamente desaparecido dejando serias consecuencias. La epidemia causó la muerte de un tercio de la población de Corrientes.

Juan Carlos Finlay, el médico que demostró en La Habana que el causante de la Fiebre Amarilla era un mosquito

Por la epidemia, la población de la ciudad quedó reducida a la mitad, ya sea por muerte o exilio. Murieron entre 2.500 y 2.600 personas, según lo establecen los censos de la época. El doctor José Ramón Vidal, que tuvo un rol preponderante durante este periodo, falleció también luego de socorrer a tantos enfermos.

Con datos del libro "Las Muertes de Corrientes", del Lic. Miguel Fernando González Azcoaga