Sobreviviente del atentado a la AMIA: "No espero nada de la Justicia"

En contacto con Sudamericana, Adrián relató cómo fue ese fatídico día en que su vida cambió para siempre, porque su hermano Fabián murió en ese atentado. “AMIA duele tanto o más que el primer día, porque pasaron 30 años y estamos igual que ese día: sin Justicia”, afirmó con dolor. Y reconoció que, para los sobrevivientes y sus familiares, “todos los días son parecidos, todos los días falta un ser querido”. Y reconoció, “después de 30 años no espero nada de la Justicia”.

Además, no puede creer que “en 30 años no hubo nada de Justicia: hubo un juicio, jueces, fiscales y no se sabe nada; hubo causas armadas donde hubo coimas de por medio (…)”, refirió Furman. En este sentido, también dijo que “todos los años algo va a pasar y nunca pasa nada”.

Adrián contó que él, hasta ese momento trabajaba en la AMIA: “Trabajaba en la oficina de personal en el segundo piso como todos los días fuimos a trabajar”. Y contó: “Yo tenía la costumbre cuando llegaba subía a saludar a Fabián (su hermano) y a sus compañeros” y “a las 9:30 aproximadamente decidió bajar a mi oficina, así que me despedí de él y bajé al segundo piso a seguir trabajando y al rato, a las 9.53, siento una gran explosión, el piso tembló y empiezo a sentir un humo muy denso con mucho olor a amoníaco (…)”.

“Caían pedazos de pecho, volaban vidrios, así que lo primero que hice fue instintivamente fue tirarme abajo del escritorio. No sabía qué estaba pasando, porque la AMIA había había estado refacciones, pensé en ese momento que había estado esperando un equipo de aire acondicionado y que había explotado (…)”, detalló Adrián. Y añadió: “No recuerdo exactamente cuánto tiempo pasó porque perdí la noción del tiempo, pero cuando pude salir de abajo del escritorio entre los compañeros de piso tratamos de organizarnos para para salir por adelante, no se podía pasar había una montaña de escombros y mucha tierra, polvo mucha oscuridad, así fuimos para la parte de atrás que había una especie de balcón que daba aire y luz y empezamos a trepar los techos (…)”.

Su hermano Fabián falleció ese día del atentado. La familia guardó la esperanza de encontrarlo por una semana, hasta que una madrugada llegó ese llamado dándoles la noticia de que había muerto, porque encontraron su cuerpo. “Fuimos al Hospital de Clínicas, noticieros, mirábamos en listas. Cerca de las 7 de la tarde me llevan a casa y empieza la larga espera agónica de saber qué había pasado. Una semana después a la madrugada recibimos una llamada con la peor noticia: habían encontrado el cuerpo de mi hermano y empezamos otra etapa: la de ver cómo seguían nuestras vidas a partir de esto”, recordó con dolor.

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En estos 30 años, sin ninguna respuesta y lo único evidente, la pérdida de seres queridos, Adrián afirmó que ya no espera nada de la Justicia. “Ya arrancó mal, seguramente por intereses políticos económicos que hacían que de la causa AMIA no se supiera nada”, y que “tenía que morir en la injusticia son 30 años y como decimos estamos en cero y no hay un juez permanente está todo mal”.

Pidió seguir trabajando en la memoria, en el homenaje a los fallecidos y que la memoria nunca desaparezca.