Columna deportiva: ¿Qué es Maradona?

Por @acostamfranco

Hace 2 horas que no emito palabra alguna, no me salen las palabras. Por eso decido escribirlas, tratar de reflejar en las humildes palabras de este periodista inexperto la muerte de Diego Armando Maradona. ¿El futbolista? ¿El barrilete cósmico? ¿El Pelusa? ¿D10s? Si, todos esos.

Como ya lo habrán notado quien escribe esto es Maradoniano, a sus tan solos 21 años. Yo no lo ví a jugar, por cuestiones lógicas no pude hacerlo en vivo, lo he visto a través de las plataformas virtuales que rememoran perfectamente sus mas grandes proezas y sus más grandes derrotas, sobre todo con “esa blanca mujer de misterioso sabor y prohibido placer que la fama le presentó”, como reza la mejor canción hecha a Maradona. Esa misma estrofa terminaba coreando que era un partido que alguna vez el Diego lo iba a ganar. Dejenme decirles, que para mí terminó empatado.

Alguno podría recriminarme que de hecho lo ganó, pero recordemos que algunas veces iba perdiendo por goleada. Hasta una vez, en el 2000 en Punta del Este, lo empató con un gol sobre la hora. Esa vez en Uruguay fue una de tantas que Diego le ganó a la muerte, muchos pensabamos que aquel 11 de noviembre, de este fatídico año, cuando le daban un nuevo alta médico y se transladaba a una especie de retiro espiritual en un barrio privado de Tigre iba a ser igual. Porque parecía inmortal, todos llegamos a creer eso en cierta medida. Lamentablemente no lo fue. Ese corazón con un 38% de capacidad, maltrecho por tantas malas decisiones, dijo basta.

Ese corazón que bombeó sangre a esas esculpidas piernas en aquel verde césped del Estadio Azteca para hacer el gol más memorable de todos los tiempos, como dijo Victor Hugo Morales. Ese corazón que soportó el calor del verano en Mexico 86 para regalarle la alegría a un pueblo.

Dejenme decirles también que aquellos que trabajamos de esto, que consumimos información constantemente, aún desde lo más lejano a su entorno, no es una noticia que nos sorpenda. No la esperabamos, por supuesto, pero tampoco sorpende. Si uno hace una revisión, hace 20 años que Maradona viene ganandole a la muerte. Desde Punta del Este al barrio privado “Villanueva”, pasando por Cuba, Dubai, Sinaloa, La Plata y el mundo entero. Hoy llegó el día, el día que nunca habíamos pensado, el día para el cual nunca te preparan en una escuela de periodismo. Tan solo 60 años y al mismo tiempo 60 que parecieron 120.

Aquí hago un quiebre y me tomo el atrevimiento de dejar de lado el periodista, para hablarles desde el amor. El amor que le tuve, le tengo y eternamente le tendré a este señor que no conozco personalmente, que nunca podré hacerlo pero que aún así lo siento muy cerca. Me es muy difícil ponerlo en palabras, por eso voy a cometer una infidencia y voy a contarles dos cosas que me pasaron hace instantes.

Mi padre, que desde que yo tengo uso de razón nunca tuvo un mediodia libre, con quien tengo una buena relación pero en la cual no sobran demostraciones de afecto, pues no somos personas cariñosas, entró por la puerta de mi casa a las 13:30 para llorar junto a mí, si, porque eso es Maradona. También el cuadro que tengo a mis espaldas en este momento, donde hay una camiseta autografiada por el Diez en el centro, que se la firmó a mi papá cuando dirigía en Mandiyú y paraba en Costa Sur. El que quizás sea su trofeo más grande, está en mi habitación, si, eso es Maradona. Es la herencia de una pasión, de un amor, de un padre a un hijo.

Cuando me enteré de la noticia no lo quería creer, de a poco fui cayendo, aunque no del todo, aún así no me salían lágrimas, no soy de llorar. Me llamó mi abuelo, una de las personas que más quiero en este mundo, no pude aguantar. Mi abuelo no es la persona mas futbolera del mundo ni mucho menos, pero el solo hecho de escuchar su voz, quebrada por Maradona, me partió. Su declaración de amor al despedirse, lo curó todo aún empapado en llanto. SI, eso es Maradona.

Para tratar de responder a la pregunta que lleva en el título este relato, voy a recurrir al que creo yo es la respuesta más cercana, porque creo que nunca encontraremos una respuesta que aplique. Maradona es todos los maradonas, el jugador, el DT, el barbudo, el gordo, el flaco, el enfermo, el teñido, el campeón del mundo, el preso de sus adicciones. Maradona es muchos Maradonas dentro de uno solo. Aunque, creo yo, este amor e identificación surge porque fue el que mejor representó la esencia de este bendito país, de nuestra identidad, capaces de dislumbrar al mundo con nuestro talento pero tambíen de echar todo por la borda de un instante a otro.

Podría estar escribiendo y relatando esto durante horas, pero llega el final, como la vida misma. Hoy nos cortaron un poco las piernas a todos, hoy murió una parte del futbol argentino y mundial. Hoy vas a descansar junto a tus padres, con los padres de un mundo entero que se rindió a tus pies. Quedate tranquilo que la pelota nunca se manchó, más allá que pagaste tus errores hasta el último día. Alguna vez te entrevistaste a vos mismo, y analizaste la muerte, dijiste que agradecías haber sido jugador de fútbol y que sólo querías escuchar que Claudia te diga que te necesitaba.

Diego, gracias por lo que hiciste con mi vida aún sin conocerme, sin saber que existo. Gracias por haberme hecho querer ser periodista deportivo para entrevistarte. Este es mi homenaje. Porque como decía Fontanarrosa “no me importa lo que hiciste con tu vida, me importa lo que hiciste con la mía”.

Con el amor de mi padre y el mío, Franco.