Mburucuyá: quién fue Troels Pedersen y cuál fue su legado

El 5 de febrero se cumplen 21 años de la muerte de Troels Pedersen y la sociedad correntina, particularmente la Mburucuyana, tiene pendiente el merecido reconocimiento a un hombre generoso que donó sus tierras para crear el Parque Nacional Mburucuyá y aportó sus conocimientos de la botánica para la ciencia.

Junto a su esposa Nina Sinding firmaron, el 27 de noviembre de 1991, el acta de donación de 17.680 hectáreas a la Administración de Parques Nacionales (APN) para la creación de un parque nacional, compuestos por las estancias Santa Teresa y Santa María.

Sin embargo pasaron 10 años hasta que el Congreso Nacional aprobó, el 27 de junio de 2001, la ley N° 25.447 por la que se creó el Parque Nacional Mburucuyá. Una demora inexplicable que, además de la propia burocracia, se podría atribuir a la falta de interés de impulsar el proyecto por parte de los legisladores nacionales, entre ellos los representantes de Corrientes de ese entonces.

Pedersen falleció el 5 de febrero del año 2000 sin ver concretada su obra, un año antes que la Nación Argentina incorporara por ley sus campos como Parque Nacional.

Su padre Nils Peter Pedersen adquirió éstas tierras de Palmar Grande en 1928, y desde que Troels heredó ambas estancias en 1945, se dedicó a constituir una verdadera reserva natural prohibiendo la caza y la pesca, además de estudiar la flora en su herbario en la estancia Santa Teresa, trabajo que llevó a cabo prácticamente hasta su muerte.

Con su título de abogado obtenido en Dinamarca natal y convertido con el transcurso de los años en un eximio botánico, Pedersen llegó a colectar miles especiales de plantas en su campo, con las que formó un herbario de gran importancia, ya que algunas especies fueron nuevas para la ciencia.

Emprendió una ardua labor de reconocimiento y clasificación que le llevó mucho tiempo, llegando a reunir alrededor de 35.000 ejemplares de plantas, de las cuales 16.627 fueron de su propia colección.

El herbario y la biblioteca, se encuentran actualmente en el Instituto Botánico del Nordeste (IBONE), donado por Nina, cumpliendo un pedido de esposo. Además, donó muebles y otros elementos de gran valor para el estudio botánico.

Desde que se hizo cargo de dichas propiedades percibió que se encontraba en una región muy particular por la enorme riqueza de su flora y su fauna, y por ello realizó una explotación agrícola ganadera controlada, de forma tal que no afectara su estado natural.

Motivado por la exuberancia de la vegetación nativa se dedicó a estudiar las plantas y de qué manera influía en ella la explotación agropecuaria, especialmente las pasturas, para obtener un uso racional.

Pedersen recibió títulos como el de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Nordeste y de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, y fue incorporado como Académico de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.

El fruto de sus años de investigación realizado en países como Uruguay, Brasil, Paraguay, Europa y Canadá se encuentra en destacados centros de investigación, como el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE) y el Instituto Darwiniano.

Sin embargo la sociedad correntina sigue en deuda con él ya que no se conoce homenaje alguno a nivel provincial. Solo una calle de Mburucuyá lleva su nombre, una notable ingratitud para alguien que ha aportado no sólo parte de sus bienes personales para una reserva natural sino que también ha ofrecido su trabajo y conocimiento intelectual a favor de la ciencia.

El gesto de ceder miles de hectáreas de campo con la condición de convertirlas en parque nacional debe ser valorado como un acto de grandeza, ya que hay sólo tiene tres antecedentes en nuestro país: la donación de aproximadamente 7 mil hectáreas en 1903 del Perito Francisco Pascasio Moreno para la creación del Parque Nacional Nahuel Huapi; la cesión, por parte de la empresa Ledesma S.A, de las tierras para constituir el Parque Nacional Calilegua, y últimamente la donación de 150 mil hectáreas de Douglas Tompkins para la creación del Parque Nacional Iberá.

El doctor Pedersen fue una persona singular, prestigiosa y respetada en lo personal y en lo profesional. Está entre los grandes botánicos de nuestro país y obtuvo el reconocimiento de la comunidad botánica internacional.

Vivió con una conducta regida por un espíritu altruista, abnegado y plenamente consciente de la importancia que tiene para la supervivencia y bienestar del hombre la conservación de los recursos naturales.

Los que lo conocieron lo recuerdan como un botánico metódico y riguroso, que con humildad y medios propios realizó aportes significativos a la ciencia; pero también era una persona sensible, amante de la naturaleza y comprometida con la conservación.

A veces es difícil entender que existan personas que se desprenden de lo material para transformarlo en un bien público en beneficio de todos. Está claro que como sociedad nos hace falta revisar quienes son nuestros referentes, qué han hecho en sus vidas. Muchas veces exaltamos a quienes no tienen los mejores ejemplos de vida y no valoramos a quienes han estudiado, se han esforzado, fueron honestos y han tenido una historia de vida ejemplar.

Con Colaboración de Oscar Nicliz