Faena clandestina de caballos: cuando la ilegalidad pone en riesgo tu salud

Nuestro país se posiciona como uno de los principales exportadores mundiales de carne equina, cubriendo una porción significativa de la demanda internacional. A pesar de esta relevancia en los mercados externos, el consumo interno de este tipo de carne está prohibido dentro del territorio argentino debido a cuestiones normativas y culturales. La ausencia de criaderos específicos destinados a la producción de caballos para faena implica que los ejemplares proveídos a la industria exportadora provengan de otras fuentes y entornos.

Los circuitos comerciales que mueven esta "carne roja oculta" logran satisfacer alrededor del 60% de los requerimientos en el continente europeo, donde sí se encuentra arraigada la tradición de su consumo. Se estima que cerca de 200.000 equinos son faenados anualmente en las plantas habilitadas de Argentina con el objetivo de abastecer a los mercados de la Unión Europea.

El sacrificio de caballos para que su carne sea destinada a exportación debe cumplir ciertos requisitos. Así lo explicó la Dra. Gladys Rebak, profesora de la cátedra Tecnología de los Alimentos de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UNNE) a este medio. "En primer lugar, tienen que venir de un establecimiento que esté aprobado para tal fin, que deben tener un número de registro nacional sanitario de productor agropecuario".

Esta es la primera diferencia con la faena ilegal. La Ley Federal Sanitaria de Carnes N° 22375, la Ley Provincial N° 5589 y Decreto Reglamentario 2578/2010 son algunas de las regulaciones que brindan un marco legal a este tipo de actividades. La carne de procedencia ilegal no cumple con los requisitos sanitarios y bromatológicos mínimos para su circulación.

Además, la docente explicó que "cuando salen del establecimiento rural deben ir acompañados con documentación sanitaria, que es un DT o un DTA (documento de tránsito animal)”. Este documento, que será presentado ante autoridades competentes que lo requieran, está amparado por Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

Una vez en el frigorífico habilitado, hay un veterinario responsable “evaluar todo lo que tiene que ver con la inspección ante-mortem, que es evaluar el estado general del animal, y después en el examen post mortem". Entre los análisis obligatorios, mencionó "la evaluación de la presencia de triquinosis y además hay otro tipo de enfermedades que son propias del equino". La carne de procedencia ilegal no contempla este tipo de controles, ni exámenes de salubridad.

Asimismo, la Ley Nacional N° 18.819 de Procedimientos para el sacrificio de animales contempla en su artículo 1: “El sacrificio de los animales de las especies bovina, equina, ovina, porcina y caprina, que se faenen en los mataderos o frigoríficos del país deberá ajustarse a los requisitos y procedimientos de insensibilización que establezca el Poder Ejecutivo. Queda prohibido el uso de maza”.

En este aspecto, según la denuncia realizada por Isabel Cocomarola de MAPAC ante Sudamericana, en la faena ilegal de caballos que se realizaría en Corrientes, “los animales mueren de dolor”, porque serían faenados vivos. Por tal motivo, en este procedimiento se observa entonces una falta a esta regulación.

La profesora Rebak destacó las medidas para asegurar la trazabilidad y la transparencia en la cadena de suministro, como el requisito de que "el establecimiento rural esté habilitado, lo mismo que la habilitación del transporte con normas de bienestar animal controladas por el Senasa". Esta observación tampoco se cumpliría cuando se compra/consume carne de dudosa procedencia.

En cuanto a las diferencias con otras carnes, la docente afirmó: "Tienen que ver con la propia especie, es una especie que tiene un plan sanitario en el campo particular diferente a lo que es el ganado vacuno, ovino, porcino o aviar". Sin embargo, aclaró que "en la faena no hay grandes diferencias con respecto a del ganado vacuno".

La especialista reconoció que "el equino en nuestro país tiene un rol muy diferente al ganado vacuno, ya que es un animal donde despierta en la población algún tipo de afecto especial". No obstante, remarcó que "es una carne nutritiva, saludable que se podría consumir, pero por una cuestión de costumbres no está autorizado su consumo en nuestro país".

Acerca del consumo de carne de caballo obtenida de forma clandestina, la veterinaria especialista en fisioterapia equina Lorena Carballo (MP 1818) señaló: "El mayor peligro pasa por la manipulación previa de esa carne. Aquella carne que no cumple con las condiciones fitosanitarias, es muy probable que sea una carne contaminada". La especialista hizo hincapié en la importancia de garantizar la inocuidad de la carne de caballo, lo cual implica tener precaución con ciertos tratamientos farmacológicos que se administran a estos animales.

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Explicó que medicamentos como los antiinflamatorios y los corticoides, dentro de los cuales se encuentra la dexametasona. Estos medicamentos poseen en sus prospectos advertencias específicas que indican que no deben suministrarse a aquellos animales destinados al consumo humano. En este sentido, recomendó siempre conocer de dónde procede la carne que se consume a diario. "Saber la procedencia, si vienen de frigoríficos o mataderos habilitados donde aseguren la inocuidad de la carne. Y no caer en aquellos lugares donde faenan en el patio de su casa. Evitemos intoxicaciones futuras que dañan nuestra salud".