La dicotomía entre el "panelismo" y la realidad del gobierno de Milei

Con esto, recalcó que “el objetivo no es ganar, sino polemizar” y que “el problema es que se está generando una diferencia entre el discurso del gobierno y las cosas que hace el gobierno”. Puso como ejemplo que “la canciller o cualquiera pueden decir cualquier cosa de China, pero están negociando con China”.

Con esto, apuntó que “no hay que tomarse muy en serio lo que dicen” y que “tal vez estamos en una etapa en la que los discursos de los dirigentes importantes tienen poco que ver con lo que significa gobernar”. Fernández agregó que “el gobierno es sensible a la movilización social”, aclarando que “no es que estén haciendo cosas blandas, sino que no son los que dicen”.

“Una parte del desgaste político es discutir cosas que después desaparecen”, señaló el sociólogo y afirmó que “el día que se discuta algo importante, se terminan los argumentos, ya nadie te escucha”. También indicó que “no hay que dejar que se convierta en importante la pavada panelista”, indicando que este nivel de panelismo, “no se traduce en la sociedad”.

Afirmó que “la sociedad no ha aumentado sus niveles de violencia y odio, a pesar de que hace 10 o 15 años aumentaron los discursos de este tipo”. También expuso que “los lideres no son consistentes, no tienen liderazgos que excedan un par de líneas”, recalcando que “siempre hubo fuegos artificiales discursivos, ahora hay más y la población cada vez presta menos atención”.

“No hay que esperar de un país como el nuestro que tenga un Gobierno racional”, dijo, señalando que “hay que entender lo que gay y reaccionar en base a eso”. Puso como ejemplo que “las universidades no se pueden cerrar porque en este país no se pueden cerrar”, con lo que “las consecuencias del panelismo, del ruido, no tienen tantas consecuencias en la vida social como se creen”.